En Dinamarca y en el extranjero, el diseño danés en muebles, accesorios, moda y lámparas está en auge. Pero, ¿cuál es el secreto del éxito?, ¿se mantiene Dinamarca en la vanguardia debido solo a los viejos clásicos del apogeo de los años 50 o son las nuevas marcas emergentes las que han reinventado el ADN del diseño danés, y con la renovación y la innovación hacen de Dinamarca un icono del diseño?
Hagamos un viaje en el tiempo. En el período de posguerra se dio un caldo de cultivo para diseñar, desarrollar y producir. Florecían nuevas iniciativas, las fuerzas creativas volvían a salir de su escondite y las condiciones en Dinamarca eran las ideales para el auge del diseño. La industrialización tardía del país, junto con una tradición de artesanía de alta calidad constituyeron la base de un progreso gradual hacia la producción industrial. Por último, el hecho de que Dinamarca apoyara la libertad de expresión individual también ayudó.
Hans J. Wegner, Arne Jacobsen, Poul Henningsen, Henning Larsen, Jacob Jensen, Jorn Utson, Kaare Klint, Verner Panton, son algunos de los mejores de la época, y sus diseños siguen siendo muy populares en la actualidad. En aquel momento, la idea era producir muebles artesanos de calidad que fueran accesibles al público en general y que duraran muchos años.
Clásicos como la silla “hormiga”, la silla en “Y” y la silla “huevo” fueron muy populares también entonces, pero seguramente sus creadores no se podían imaginar en aquel momento lo famosos que seguirían siendo tantos años después.
El diseño danés se convirtió en sinónimo de modernismo y funcionalismo, muy popular en este período de posguerra, por la necesidad de renovación y de simplicidad.